Nacionales

Tendencias temerarias

16 de junio de 2020

Estos días se expresan complicados para el mundo. Ningún país ha quedado a salvo ni de la sorpresa ni de los estragos de la pandemia.

Todos fueron tomados por asalto por el virus, y lo repentino se transformó en días aciagos, desde una cuarentena que muy pocos, por no decir que nadie, había vivido. Países desarrollados como Italia o España, Francia misma y dramáticamente EE.UU., han visto cómo el COVIDS-19 ha ido devorando vidas.  

Tratando, impotentemente de controlar el flagelo, el mundo amaneció hoy con 8.052.090  infectados, contra 3.889.788 recuperados y 437.283  decesos. Y América Latina aparece ahora como la región de mayor registro, por razones que se pueden analizar en otro artículo.

Como una especie de repetición obligada, cada una de esas naciones ha visto elevarse exponencialmente el numero de contagios una vez han tratado de retornar a la normalidad, levantando cuarentena y reduciendo al mínimo las medidas de bioseguridad. Ha habido también efectos colaterales de los que nos ocuparemos más adelante.

Pese a que ese es el panorama que comparte el mundo, en medios y redes locales va tomando fuerza la temeraria tendencia de hablar y tratar de sustentar un supuesto fracaso en la estrategia utilizada por el gobierno panameño para encarar la pandemia. Sorprendente que se quiera llegar hasta allá por propósitos que ya casi son adivinables.

Panamá, como el resto del mundo, fue sorprendido por un fenómeno inédito, para el cual ningún país estaba preparado ni políticamente, ni económicamente y menos psicológicamente. Aun mas, muchos analistas de diversas partes del mundo coinciden en señalar que la pandemia, si tiene algún mérito, ha sido el de poner al descubierto las falencias del sistema con estructuras sanitarias colapsadas.

Panamá, sin embargo, asumió su responsabilidad desde temprano y la experiencia que no tenía la suplió con consultas. Así supo de las previsiones que ser cernían sobre el istmo, de los mas de 100 mil contagiados que preveían reputadas instituciones internacionales, y fue actuando en consecuencia.

Una de las primeras medidas fue conformar un equipo de científicos al margen de tendencias políticas, porque como señalara en su momento la ministra Rosario Turner y el propio presidente Laurentino Cortizo, este era un asunto del país, no de partidos ni de tendencias.

El doctor Julio Sandoval, integrante del equipo asesor del MINSA, admitía en abril pasado que de no haberse tomado las previsiones del caso, Panamá habría tenido para esa fecha más de 100 mil contagios, y -añado yo- en medio de una crisis incontrolable como la experimentada por Italia y España en sus primeros momentos.

Pero esos elementos no cuentan para los propagadores de la tesis del “fracaso de la estrategia”. No para los irresponsables que actúen desde el anonimato a través de las redes sociales, Ahora asumen como bandera el incremento en el número de contagios dejando de lado los recuperados y el control, pese a todo, de la cantidad de decesos.

A casi 100 días de la crisis nadie puede demostrar que el sistema sanitario panameño haya colapsado, ni por el número de contagios, ni por las limitaciones económicas con que se encontró al país, ni por los hospitales sin terminar, ni por el estancamiento de la ciudad hospitalaria.

Porque si algo debieran admitir los detractores, aunque solo fuera por ética, es que pese a las numerosas limitaciones, dificultades y por qué no decirlo, errores lamentables cometidos en el proceso, la administración Cortizo ha estado a la altura del reto presentado.

Los críticos mal intencionados admiten para el mundo la sorpresa y las falencias de los sistemas, pero lo utilizan contra el gobierno panameño como una bandera política; establecen comparaciones inexactas; y ya veremos cuando las cifras reales salgan a la luz en la región.

Podría pensarse que la crítica y las reiteradas campañas contra el gobierno no son mas que factores de distracción para desviarlo de sus objetivos. Craso error, porque un fracaso que tenga el gobierno es un fracaso del país que se salda con vidas.

Creo que es hora de que entendamos que se trata del país, no de un partido ni de una tendencia, sino del derecho que tenemos a darnos la Nación que debemos tener.
 

Julio Bermúdez Valdés
[email protected]


 

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