En la década de los setenta y ochenta, las campañas de educación en materia vial eran intensas pero profundas. “Más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto” o el “manejo responsable” o no conducir bajo los efectos del alcohol, se convirtieron en una forma de actuar de quienes se ponían frente a un volante.
Hoy, las distracciones son mayores y un gran número de conductores no tienen la pericia o destreza para manejar en medio del estrés que produce el congestionamiento vehicular o la falta de educación y cortesía.
Volver a las masivas campañas educativas se hace necesario en este...