Ser artista y llegar a la excelencia, no es fácil. En una presentación que disfruté en Miami, mi amigo Gilberto Santa Rosa se elevó a una dimensión que lo coloca entre los más grandes. ¿Por qué digo esto? Jamás porque sea su amiga, y casi hermana, por así decidirlo, de su esposa Alexandra Malagón.
Ni porque admiro su caballerosidad (me sorprendió cuando nos chocamos en un avión de Puerto Rico a Miami, hace muchos años). De ahí que le llamen “el Caballero de la salsa”. Gilberto es un excelente anfitrión y ama a los perros más que yo.
Es solidario y posee una gran calidad humana. Eso me hizo admirarlo...