Diciembre suele generar una falsa sensación de seguridad para muchas empresas. Hay más dinero circulando, mayor tráfico y un incremento natural en las compras. En sectores como el retail, supermercados y tiendas por departamentos, las ventas parecen estar garantizadas. Sin embargo, esta bonanza puede convertirse en una ilusión peligrosa.
La verdadera pregunta no es cuánto se vendió, sino qué se hizo para que esas ventas se sostengan en el tiempo. Porque cuando termina la temporada alta y llega enero, lo que queda no es el volumen de facturación, sino la relación construida con el cliente, eso es...