Imaginemos por un momento que las madres de nuestra familia son eslabones de una cadena que se extiende a través del tiempo. Cada una, con su vida, su ternura y sus silencios, fue forjando un eslabón único: un trozo de amor templado en sacrificio, paciencia y esperanza. Así, eslabón tras eslabón, se ha ido construyendo la cadena que hoy nos sostiene, nos guía y nos recuerda quiénes somos.
El Día de las Madres es precisamente eso... y mucho más.Es memoria, es gratitud, es la herencia invisible que atraviesa generaciones.
Mi cadena de amor comienza con “mi abuela”, mujer de manos firmes y corazón inmenso,...