Moscardones en la circulación vehicular
Al medio día, en el centro de la ciudad de Panamá, me encontré rodeado de sonidos de ronroneos, silbidos, estallidos, humo y una atmosfera de desorden vial.
Había una cantidad de motocicletas de toda naturaleza a la espera de la señal del semáforo y todos arrancaron, pasando por delante de los vehículos, serpenteando y tocando bocinazos, escena que ya se ha convertido en normalidad de las vías de nuestra ciudad capital.
El crecimiento de motocicletas en Panamá refleja una tendencia regional: son más accesibles económicamente, consumen menos combustible y permiten mayor agilidad en el tráfico urbano.
A ello se les está sumando una notable cantidad de scooter y bicicletas eléctricas que, en términos de movilidad sostenible, están empezando a ganar espacio, aunque aún representan una fracción pequeña del total. La suma el parque vehicular total ya supera los 1.3 millones de unidades, de las cuales más de 1,584 son vehículos eléctricos, incluyendo automóviles, motocicletas y ‘scooters’ eléctricos, registrados hasta inicios de 2025.
El peligro vial es latente por el desorden de los conductores de motocicletas debido al auge de plataformas de reparto y la congestión vehicular. El uso principal es el transporte urbano, servicios de entrega a domicilio (los llamados ‘delivery’), actividades recreativas y deportivas.
En términos de movilidad sostenible, las motos eléctricas y scooters están empezando a ganar espacio, aún representan una fracción pequeña del total. Aunque no se desglosan con precisión en las estadísticas oficiales, forman parte de ese conteo de movilidad eléctrica y están en crecimiento gracias a incentivos de la Ley 295 de 2022, que establece metas de transición energética en el transporte terrestre.
Se supone que para el año 2025, las instituciones públicas deben reemplazar al menos el 10% de sus flotas administrativas por vehículos eléctricos. Mientras, zumban los moscardones en tránsito vial citadino. * El autor es comunicador social.