EDITORIAL: Dictaduras

Cuba, Nicaragua y Venezuela son una vergüenza para el mundo. Debemos sumar a Haití con su precaria economía y destruida institucionalidad.

¿Por qué las dictaduras y gobiernos opresores sobreviven? La respuesta es sencilla: hay una complicidad conveniente para la comunidad internacional.

Frente a lo que ocurre en gran número de naciones vecinas, las organizaciones multilaterales han resultado ser un fiasco. Ese fracaso está permitiendo que el régimen de Nicolás Maduro, con el apoyo de las armas se burle del mundo y desconozca el legítimo y arrollador triunfo electoral de la oposición venezolana.

En un escenario complejo por los conflictos que ocurren en el mundo, Panamá ha dado el ejemplo al denunciar a los sátrapas y ponerse al lado de la democracia.

Las dictaduras, de derecha, izquierda o militares son una desgracia y deben terminar.