Opinión

México, ¿Águila o Sol?

02 de agosto de 2019

Un presidente sin conocimiento de la historia y literatura de su país, de cuyo nombre no quiero acordarme, le reclama a España y al Vaticano que pida perdón por lo acontecido en México durante la Conquista.

El tal presidente, habla mucho y por tanto mucho se equivoca. Octavio Paz, brújula cósmica de las letras contemporáneas, afirma que la identidad de la humanidad es universal. ¿Águila o Sol? Es uno de sus ensayos emblemáticos. El Señor de las palabras, tiene el mágico encanto de un acto ritual y la promesa de un futuro pródigo.

El lenguaje lo matiza con sentimientos, reflexiones y sortilegios en una nueva estética literaria. Octavio es una conciencia interrogante, rompe el nudo de las contradicciones limitantes y sana las antiguas heridas con la dialéctica del amor. Supera los antagonismos en una catarsis que lo lleve a la plenitud del ser. Así confronta con honestidad las negaciones del ser mexicano, los dogmatismos petrificados y el escepticismo existencial de su nación plena de paradojas.

Octavio Paz, como hijo de Cauahtémoc y Cortés, posee los dones del águila y del Sol. Como águila tiene el batir de las alas de Prometeo, el pico que rompe las máscaras de la fantasía, las garras de fuego que descubren lo invisible y avizoran el porvenir. Como sol irradia con fluidez, los símbolos del alma y traza con inmortales frases de asombro, la confluencia vital de la fuerza del águila y la luminosidad del sol.

El tal presidente de México nunca leyó a Octavio Paz o deliberadamente lo ignora. Carlos Fuentes, el brujo de Tenochtitlán, es un escritor de apertura, de cielos con horizontes ilimitados, desarrolla el lenguaje de los imposibles. Cristóbal Nonato es una razonada burla al devenir humano.

Urge un nuevo Contrato Social que supere: Deuda, Drogas, Desarrollo y Democracia. Es inevitable vencer nuestra tradicional impunidad y bárbaros instintos.

Ningún proyecto económico, político, social puede darse sin un proyecto cultural que lo sustente. Es imperativo vivir con nuestras máscaras y espejos deformes, comprender que somos entes de interpretación y nunca de exclusión.

Ricardo Arturo Ríos Torres
[email protected]
* El autor es escritor y docente.

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