El verdadero lenguaje inclusivo

Todavía existen ciudadanos que creen que todas las personas sordas son mudas, parece irreal que el conocimiento sobre enfermedades tan comunes como la sordera sea tan poco destacado. Tal vez es un problema de las escuelas que no profundiza en estos temas o simplemente la sociedad sigue pensando que es mejor invisibilizar  las situaciones como se hacía en el pasado.

Por otro lado, existe un fenómeno de mercadeo del sufrimiento. De acuerdo con las directrices para un lenguaje inclusivo emitido por la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis) “la discapacidad forma parte de la vida y la diversidad humana, por lo tanto, no debe tratarse con un todo dramático ni sensacionalista. Tampoco debemos referirnos a las personas con discapacidad como ‘fuentes de inspiración’, ni magnificar sus logros como hechos insólitos y extraordinario”. Un ciudadano común se preguntaría ¿Qué hay de malo con hacerlo? A lo que Senadis argumenta que al recibir estos calificativos se da a entender que es “inusual que las personas con discapacidad tengan éxito en la vida, se realicen como personas y vivan una vida productiva y feliz”.

Las personas con discapacidad no quieren ser tratados con  lenguaje paternalista ni condescendiente, quieren tener las mismas oportunidades.

Gina Arias Rivera
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 *Autora es periodista.