A rescatar la educación
El respeto, admiración y cariño que se sentía hacia nuestros maestros parece ser cosa del pasado, pues ahora la simpatía y esa conexión que existía entre maestros, padres de familia y estudiantes genera hoy más conflicto que solución.
Da la impresión que los estudiantes son enviados al colegio por los padres con la intención de que los maestros inculquen los valores y enseñanzas que deben recibir en casa y en el caso de los educadores, como que se ha perdido esa vocación de velar por el bienestar emocional, físico e intelectual de los niños.
Ojo, no estoy diciendo que todos los casos cumplen con estas características. Viéndolo del punto de vista de los estudiantes, la escuela es un tema de obligación, de la cual no nos podemos escapar. Creo que más que protestar, el sector educativo debe evaluar cuáles son las soluciones a largo y corto plazo, así como buscar la forma de cómo actualizar la manera de educar a nuestra juventud y los padres apoyar y aportar en este proceso.
Los exámenes de evaluación y las capacitaciones para los docentes deberían ser una prioridad, sin embargo parece que esto se convierte en una molestia para muchos. Para mi un educador tiene como objetivo principal, en la vida de un niño, dejar la huella en el aprendizaje y formación y eso lo confirmamos cuando nos acordamos de cada uno de esos docentes que pasaron por nuestra infancia.
Solo espero que algún día se retome ese trabajo integral para que la educación se convierte más que un conflicto, en un plan de vida y una visión de futuro para nuestra juventud.
*La autora es periodista de Metro Libre.
Reinelda C. Álvarez
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