Opinión

La experiencia de educar y trabajar por internet

07 de mayo de 2021

Rara vez las condiciones de nuestras rutinas diarias, en el caso de ir a trabajar o acudir a las aulas de clases y  la convivencia familiar o vecinal, varían tan drásticamente, como nos obligó el inicio de la Pandemia del Covid 19.  

Después de 44 años de ser Profesor de Facultad de Psicología de  la Universidad de Panamá, durante todos estos años he venido dictando más o menos, las mismas materias al punto de escribir libros especializados, “Psicología de la Publicidad “ (Facultad de Comunicación Social como Profesor de Servicio) y "Psicología del Trabajo": Organizacional, Psic. Industrial, Trabajos de Tesis y Práctica Profesional, en mi propia Facultad de Psicología, de la cual ya me jubilé.

Sin embargo, gracias a la plataforma ZOOM, todavía, se realizan reuniones de todo tipo, educativas, gremiales, rendir homenajes, reunirse un grupo de familiares para celebrar un cumpleaños Cuando se nos dijo que las clases serían “en línea”, reconozco que me dio mucho temor el poder hacer frente a un cambio tecnológico para un adulto mayor como yo que tiene más de 70 años.

Gracias a Dios, literalmente, vivo con una hija en la decena de los 30 años, quien ha sido mi guía paciente, equilibrada y cuidadosa, para que pudiera manejar la herramienta “Zoom”, a fin de comunicarme en tiempo real con los grupos, conversar, vernos las caras, intercambiar opiniones  y escuchar sus puntos de vista , sobre el material didáctico que les proporcionaba, el cual, como es mi personalidad realista, tenían  un contenido Práctico, aplicable a la realidad de nuestro país y de las vidas en las áreas laborales de las personas.

Tuve  un grupo de 10 personas  (Dirección de Tesis), el más chico y otro de 15 (Práctica Profesional) y el mayor de 56 alumnos  (Psicología de la Publicidad, Facultad de Comunicación Social como Profesor de Servicio ), etcétera. En un grupo de WhatsApp nos reunimos los que teníamos alumnos de Práctica  Profesional en las aéreas que formamos en nuestros Departamentos de la Facultad de Psicología: Laboral. Escolar, Cínica y Forense.

Fue una experiencia totalmente nueva, pues aunque nos vemos las caras  y puedo publicar  tanto contenido como lecturas y tareas, hay varias experiencias y  emociones totalmente nuevas:
En las clases que eran de 40 minutos, yo estaba con camisa y corbata (qué es la parte que se ve en la pantalla) con pantalones cortos y sandalias.  

Los alumnos, en su mayoría estaban experimentando la plataforma por primera vez, con titubeos y muchas preguntas técnicas, sin embargo dí exactamente los mismos contenidos  y publiqué textos y ayudas visuales, procurando que no se meta el perro, a mi estudio.  

Pude dormir algo o ver TV entre clases, también ejercito bicicleta estática y me sobra  tiempo para meditar  (estaba  pasando  reciente el duelo de mi madre). Y en suma, hablaba  o “chateaba” con muchísimos viejos amigos, que también, encerrados, nos enviamos chistes, mensajes inspiradores, situaciones políticas, curiosas, vergonzosas.

Tuvimos  conversaciones familiares, sobre  aspectos que nunca tuvimos el tiempo para  reflexionar y valoramos los afectos.

Las clases en línea  me obligaron a meditar, reflexionar, sobre la situación mundial y  entre cada programa de detectives por televisión; intercambio opiniones, por teléfono, convencido que en soledad y confinamiento, sale a la superficie, quiénes verdaderamente somos.  

Finalmente, cada día puntualmente, escuchamos la conferencia de Prensa, con las autoridades de Salud y Seguridad, para saber cuántos contagios, recuperaciones y muertes habían  habido. Mis  grupo de Práctica Profesional, no podía asistir a una empresa, para realizar su año de Práctica.

Por lo que les pedí que entrevistaran a 20 personas, en cualquier sitio, excepto centros de salud;  en la fila del supermercado, o a taxistas, vecinos, etc. Y levantaran un cuestionario de cómo estaban pasando el encierro familiar por el inicio de la Covid-19. 

Veinte alumnos/as, que estaban matriculados, me realizaron 10 preguntas de las actividades familiares, quejas por el menú, juegos (los cuales nunca habían realizado con los padres, abuelos y hermanos). Obtuve cuadernillos muy iluminadores de lo que fue el encierro familiar  al inicio de la pandemia. 

Quejas por el menú, juegos entre ellos y no faltaron las historias reales de la familia, que nunca habían escuchado.

Esos cuadernillos, con las hojas de encuesta individual, en cada familia, resultaron documentos, tan novedosos, que hice copias, para mis colegas profesores y le di una al Rector.  

Era una mirada introspectiva, estadística de sentimientos, frustraciones, ocurrencias, actividades originales, mientras estaban en el mes de encierro al inicio de la Pandemia.

Un excelente documento. Aunque no ha pasado totalmente la pandemia; ya nos acostumbramos a cuidarnos, usar mascarillas,  pantallas y tener precauciones inimaginables para no contraer el virus.  

El remate han sido las jornadas de vacunación y las tristezas de los fallecimientos.  

 

 

Alfredo A. Arango
Psicólogo y Escritor
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