Opinión

Julio Bermúdez Valdés: Responsabilidad, ante todo

14 de abril de 2021

Si algo ha caracterizado el manejo oficial de la pandemia ha sido un comprobado grado de responsabilidad.

Pese a que durante el año que la crisis sanitaria ha azotado al país, las autoridades han debido tolerar presiones, criticas, sorna y todo tipo de señalamientos, jamás se desvió la atención, por ejemplo, del número de camas necesarias conforme iban apareciendo los contagios. 

Cada vez que se incrementaban los números el Minsa iba por delante, previendo lo que podía suceder; cada vez que se hizo énfasis en los requerimientos logísticos, allí estuvo el gobierno; o en el tema de los salarios adeudados. 

En la consecución misma de las vacunas, Panamá inició negociaciones en julio del año pasado, cuando aún ninguna de las casas productoras tenia completada su producción, previendo que cuando eso pasara, el país tuviera a mano las dosis necesarias, tal cual se ha demostrado desde enero a esta parte. 

Situaciones dadas con las casas farmacéuticas en diciembre del año pasado trajeron críticas no solo inoportunas sino injustas, pero los hechos, el arribo de las vacunas desde enero a esta parte, de manera ininterrumpida, respondieron a los cuestionamientos a las urgencias nacionales, y sobre todo a lo que hoy callan los críticos de ayer. 

Somos en la región el país con la mayor estabilidad en las tendencias a la baja en las cifras de la pandemia, y estamos entre los países del mundo con un alto porcentaje de recuperados. Y cuando nuestro cuerpo sanitario cansado y fatigado requirió apoyo, se gestionó la cooperación extranjera.

Si eso ha sido así en materia de Salud, ¿resulta extraño que el gobierno actúe de la misma manera en materia educativa? 

Este martes el Consejo de Gabinete ha aprobado el decreto ejecutivo 435 del 13 de abril de 2021, mediante el cual reglamenta el inicio de clases a distancia y presenciales mediante un plan piloto en el que participan 100 escuelas, a partir del 31 de mayo próximo, que incluye el cumplimiento con todas las medidas de bioseguridad.

Dadas las condiciones que ha impuesto la pandemia, la reglamentación era necesaria, sobre todo por el andamiaje de actividades que rodea las actividades educativas, porque no se trata solo del docente y sus alumnos. 

Hubo quienes condicionaron el inicio a la vacunación de todos los docentes.

Fijada inicialmente para el 12 de abril, ante críticas y algunas preocupaciones válidas, el gobierno optó por buscar medidas que atendieran las principales preocupaciones al respecto, pero de sobre manera por la necesidad y la responsabilidad de mantener o seguir reduciendo las cifras alcanzadas en el manejo de la pandemia.

Nadie en su sano juicio puede pensar siquiera en la posibilidad de un retroceso, aun cuando esa posibilidad en cierto grado dependa de factores que a veces escapan de las manos oficiales.

Hacer todo lo posible por no retroceder es un deber que comienza en las filas de gobierno y termina en la casa de cada panameño, una condición que además de reconocerse debería ser apoyado por toda la sociedad.

En ese contexto se inscribe el decreto que reglamenta el inicio de clases en mayo próximo “de manera gradual y progresiva”.

De manera responsable. José Pio Castillero, viceministro de educación ha dicho que se modificó el calendario escolar y se indicó la posibilidad de alternar la educación semipresencial, teniendo en cuenta las condiciones de los centros educativos y los modelos en que se van a desarrollar las clases serán diseñados por los expertos del MEDUCA.

Castillero ha sido específico al señalar que “la continuidad de las clases en una escuela está sujeta a que no se detecten casos de la enfermedad  en el centro o en la comunidad”.

 

 

Julio Bermúdez Valdés
[email protected]
Periodista

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