Opinión

Cuando se pierde la dignidad

22 de marzo de 2021

El ser humano puede perder muchas cosas, pero no debe perder su dignidad. Sobre todo, los profesores que se constituyen en iconos y ejemplos de conductas y comportamientos que son fuente de principios y valores.

El poder obnubila de muchas formas e induce a diversas formas de corrupción por malos manejos de la administración pública.

Las instituciones educativas y universidades no escapan a esta realidad. Tenemos administradores que conducen las instituciones educativas y otros que cometen toda clase de incorrecciones.

Cuando el administrador realiza sus funciones abusando del poder y cometiendo toda clase de faltas en la institución como lo es el caso de las universidades, existe un grave descontento en las masas que dependen de esa administración.

Prácticas como el nepotismo, asignaciones salariales sin que correspondan, mal uso del presupuesto, manejo político para favorecer allegados, mal uso de los bienes universitarios, carencia de eventos académicos, falta de mantenimiento, estructuras enfermas y destruidas, proyectos inconclusos o inacabados, contratación de personal no idóneo, falta de seguridad, violaciones a las normas y muchas otras caracterizan a aquellos que no trabajan por la institución, sino se sirven de ella.

Y ¿Qué es la dignidad?, Es una cualidad que debemos tener los seres humanos en todas sus dimensiones y los rectores de las universidades no deben escapar de ella.

Se valoran como personas y actúan con responsabilidad, transparencia, honestidad y respeto a sí mismos y con el conglomerado impidiendo que se les degrade o humille. sin embargo, cuando un administrador o en este caso un rector se pierde en prácticas malsanas cae en la desvergüenza y la indignidad que en todas sus formas es reprochable y no merece o es indigno en este caso de administrar la institución.

 

Omar O. López Sinisterra
[email protected]

* Profesor Titular Universitario. 

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR