El pan de la pobreza

Una de cada siete personas se va a dormir con hambre en el mundo, de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Cada día mueren 25 mil, a causa del hambre y la pobreza y al año fallecen 6 millones de niños menores de cinco años por las mismas razones. Un cuadro terrible y difícil de digerir en un mundo globalizado.

En este contexto una información proveniente de China pasó inadvertida en medio de las noticias locales, y fue que el presidente   del gigante asiático, Xi Jinping, anunciaba que había concluido su «ardua tarea» de erradicar la pobreza extrema y afirmó que 98,99 millones de nativos han salido de esta situación en los últimos ocho años.

“Creando otro increíble milagro” dijo. China ha invertido en ese periodo cerca de 1,6 billones de yuanes (246.000 millones de dólares) en la lucha contra la pobreza.

Desde que China lanzó el programa de reforma y apertura a finales de los setenta, el país ha sacado de la pobreza a 770 millones de personas, con lo que ha contribuido a reducir cerca del 70 % de la indigencia global.

Los más desiguales de América Latina son: Honduras, Colombia, Brasil, Guatemala, Panamá y Chile. México sumará 12 millones de pobres y se convertirá en el cuarto país con más población en indigencia de Latinoamérica, según CEPAL.

La pobreza aumentará en Panamá 2,9%, según estimación de la CEPAL. A   finales de 2021, un total de 752 mil personas vivirán en condición de pobreza y 365 mil en situación de miseria extrema, como resultado de la crisis generada por la pandemia Covid-19, pasaremos de 14,6% a 17.5%, mientras que la pobreza extrema escalonará de 6,5% a 8.5%, en una población estimada en 4.3 millones de habitantes. En resumen: no estamos bien pese a los esfuerzos del Estado.

Panamá ha logrado un progreso significativo en la reducción de la pobreza en los últimos años, en parte debido al crecimiento económico y a las transferencias públicas, pero no se reflejan en las estadísticas. por lo que seguiremos en esta calamitosa lista.
* El autor es periodista. 
 

Melquiades Valencia
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