Opinión

Johnny Pacheco: sello para una época

17 de febrero de 2021

¿Qué somos? Un conjunto de acciones y posibilidades… todas las que nos da la vida. 

Para algunos solo “el cielo es el límite”, sobre todo cuando nuestras realizaciones resumen en segundos, minutos, días o años, un sentir que se desgrana y se comparte entre millones de personas.

La música es una de esas realizaciones porque la Tierra es, entre muchas cosas, un planeta que canta, y donde quienes poseen el arte de construir armonías musicales edifican sentimientos y sensaciones colectivas, algunos perdurables otros efímeros, pero la permanencia de su creatividad los transforma en íconos apreciados y queridos. 

A lo largo de todos estos años quienes amamos la música para cantar y bailar hemos visto surgir y desarrollarse cantantes y orquestas de una calidad exquisita. Tal es el caso del maestro Johnny Pacheco, Juan Azarías Pacheco Kiniping, quien este lunes, a la edad de 85 años ha colocado la flauta en un pedestal, dejado como herencia arreglos magníficos,  coros entusiastas, como si una cortina cerrara el último acto de ese ritmo que por décadas le regaló a los pueblos de América Latina y el Caribe, Europa y África.

Dominicano nacido en Santiago de los Caballeros el 25 de marzo de 1935, Pacheco  dominó, casi que a su antojo,  la mezcla de los ritmo, el compás y la cadencia, en fin los arreglos musicales haciendo de muchos de ellos joyas que a futuro podrán ser referencias culturales de una época que con la partida de sus rostros representativos pareciera ir tocando a su fin. 

Corso y montuno, por ejemplo; Agua de Clavelito, Esa prieta, El Inventor, Préstame los guantes José, Guaguancó pal que sabe., Je ne parlevú francés, el Chivo y Acuyuyé, entre muchas otras. Pero Pacheco supo combinar además su música con una capacidad organizativa que dio base a la expansión de su arte. Hay que ver en cada LP que grabó la proyección de cantantes como Héctor Casanova, Melón, Celia Cruz, Pete Conde Rodríguez o el célebre Ramón Quián, Monguito y su “Cuento na má” o “Catalina la del Guayo”. 

En esa misma línea la creación, la Fania All Star, con Jerry Masucci, donde tuvo espacio un conjunto de figuras que van desde Ismael Miranda y Héctor Lavoe, pasando por el gran Checo Feliciano y Ray Barreto, y joyas como El Faisán y Quítate tu pa ponerme yo.

Sin dudas, Johnny Pacheco ha sido un líder en su arte.Y es lo que nos hace preguntarnos ¿Cómo se puede despedir con tristeza a un constructor de alegría colectiva? ¿Cómo recordarlo con oratorias fúnebres si sus composiciones siempre tomaron distancia de esos dolores? 

Despedirlo parece sin embargo darle la bienvenida a otra época, una nueva etapa creativa, donde otros talentos  sabrán valorar su obra.  Figura estelar de la música popular del siglo XX, Pacheco y su flauta, sus arreglos, y la cadencia que dejaba, será en la rueda de la vida un rostro permanente, la evocación de momentos donde el colectivo humano gira como si las creaciones de Pacheco lo hicieran inmortal y despreocupado.
Gracias Johnny  por la herencia de nuestra época a posteriores generaciones….

 

Por Julio Bermúdez Valdés
 

TE PUEDE INTERESAR