Opinión

Zapaterías que hicieron historia

01 de febrero de 2021

Las famosas zapaterías de los barrios urbanos que se convirtieron en unos “centros de resucitación” aún algunos panameños las recuerdan. Salvaron muchos calzados que ya estaban en su última etapa, pero con la reparación resistieron un poco más el uso y el abuso. Eran  zapatos 100 por ciento cuero y había que buscar alguna alternativa para no desecharlos.

Por eso sus dueños acudían a los “cirujanos de calzados” como la zapatería “Biendicho” o la Palermo, sus dueños, unos empresarios de origen italiano,  expertos en la reparación de calzados (damas y caballeros) los dejaban como nuevos.  

Sin embargo, en la zapatería “Biendicho” ubicada en la Avenida B, por muchos años, diagonal a la antigua plaza de la lotería Víctor Julio Gutiérrez, cerca del antiguo Departamento Nacional de Investigación (DENI), tenía en la entrada al local un letrero que decía “no resucitamos muertos, tratamos enfermos”.

La zapatería Palermo se encontraba entre calle 15 y Calle C, en el Barrio de Santa Ana, allí estaban siempre esperando los acuciosos zapateros la llegada  de clientes  en búsqueda de una reparación inmediata. Los precios eran módicos.

Uno podía esperar la reparación dependiendo del trabajo, en esa época los calzados eran reparados  a máquina y muy poco se utilizaban tachuelas. La reparación era coser a máquina para garantizar una larga duración (segunda vida).

Otro experimentado zapatero fue el Sr. Tedezco, también de origen italiano, que tenía su zapatería en calle 14 Oeste, era un consagrado zapatero, garantizaba su trabajo.

Llegar a estas zapaterías era como entrar a un quirófano, el zapatero te miraba como decir el experto soy yo, y las indicaciones sobre las reparaciones las daba él, no el dueño del calzado, porque en ocasiones no aguantaba una reparación más, y como dice una canción del Gran Combo, los “zapatos de manacho, son de cartón de cartón” y no se podía  hacer magia.

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