Opinión

400 años del Día de Acción de Gracias II

23 de noviembre de 2020

El nerviosismo, lleno de temor a la tripulación, la gente se desesperaba, ya no había comida, muchos decidieron tirarse al mar para volver a Londres siendo frustrada dicha acción por el inmenso Atlántico. En medio de ellos, había temor y desesperanza, pero el deseo de libertad llegó en la madrugada del cuarto jueves de noviembre de 1620 cuando tocaron tierra en lo que actualmente es el estado de Baltimore, Maryland.

Fue un momento de alegría, su mayor tropiezo había sido desafiar el inmenso Atlántico, pero quedaba algo más, los indios Sioux estadounidenses los veían como dioses, pero pronto descubrieron su propia realidad, les tomó adaptarse un año, siendo así que, para noviembre de 1621 ya les habían enseñado a cultivar la tierra, sembrar y cosechar diversos productos.

Pero, el otoño y el invierno de 1621 causó mas problemas debido a las condiciones climáticas donde muchos de  fallecieron. En la primavera de 1622, el acercamiento con los indígenas Wampanoag permitió aprender más de las costumbres en estas zonas selváticas, entre ellas la agricultura, caza y pesca.

El Día de Acción de Gracias no se celebraba todos los años, incluso, no fue hasta junio de 1676 que se celebró otro Día de Acción de Gracias. Para 1863, el Día de Acción de Gracias fue proclamado oficialmente por el presidente Lincoln siendo celebrado el cuarto o último jueves de noviembre.  

En 1941, el Día de Acción de Gracias fue declarado oficialmente, en la Administración del Presidente Franklin Delano Roosevelt, donde El Congreso de los Estados Unidos declaraba un día festivo  en toda la Unión Estadounidense.

La conmemoración del Día de Acción de Gracias o Thankgiving Day representa el verdadero agradecimiento a Dios por todas las cosas buenas que hemos obtenido. La decisión de tomar acciones que conlleva verdadero sacrificio, representa un momento difícil en la vida, en muchas ocasiones habrá momentos duros y difíciles, pero vale la pena haber luchado por ese sacrificio, aunque, conlleve ciertos desafíos y que, en el camino haya solamente piedras que recoger.

Los peregrinos del Mayflower nunca escatimaron que sería fácil la llegada, pero sus decisión de no volver a vivir en un mundo de represión fue el instinto de querer y valorar sus verdaderos ideales, luchar por algo mejor, sabiendo que haría una verdadera recompensa. * Periodista. 

 

  Modesto Rangel Miranda
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