Opinión

No hay mal que…

10 de noviembre de 2020

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. El significado de este refrán intenta consolar a quien padece una desgracia, con la esperanza de que no durará para siempre. Es un refrán que se pierden en el tiempo, pero no pierde su aplicación en toda época y circunstancia.

Comencemos por la pandemia que no brinda tregua, ni se vislumbra pronta vuelta a la normalidad. Pero esperemos que no sea una pandemia que dure cien años, porque no existe país que la pueda resistir tanto tiempo. Algo debe ocurrir a favor.

Que logren una vacuna eficaz, inmunidad de rebaño, medidas de seguridad, comportamiento población, algo debe producir el deseado efecto de freno que todos esperamos. En política no hay mandatario que dure cien años, ni país que lo resista a menos que sea un país fuera de la convivencia democrática. Lo acabamos de presenciar, vía el espectáculo en vivo por las cadenas noticiosas de Norteamérica.

La derrota contundente de un presidente en funciones que buscaba la reelección, algo habitual y casi seguro pero que no ocurrió porque un pueblo no aguanto ni cuatro años y decidió que el cuerpo no lo resistía. Lo demás como alguien dijo alguna vez, “a llorar al cementerio”.

En economía no hay formula que sostenga por cien años una economía paralizada ni pueblo que lo resista. Y en este caso ni un quinquenio que lo resista antes que el desplome sea irreversible y tengamos que comenzar de nuevo. La factura política no se hará esperar y el pueblo pedirá cambio sea o no culpa del frenazo económico el gobierno en funciones.  * El autor es Máster en Administración Industrial. 


 

Gabriel Perea
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