Constituyente en Chile, eliminando la desigualdad
01 de noviembre de 2020
La Constituyente recién aprobada abrumadoramente por el pueblo chileno, no es el fin de una saga, es el comienzo de un camino que se han propuesto recorrer juntos como sociedad.
En el ultimo año hemos visto las profundas divisiones que tiene la sociedad chilena. Es el resultado de un momento, hace exactamente un año, donde la reacción de la ciudadanía, que salió a las calles para protestar por el deterioro del modus vivendi en que se ha sumido el país en virtud del deterioro del modelo socio económico que se inició en 1973 con el golpe militar bajo el comando del General Pinochet dado al Presidente Salvador Allende.
El pueblo chileno se había quejado por varios años de una sistemática negación del Gobierno para elaborar una nueva Constitución democrática mediante una Asamblea Constituyente, libre, soberana, democrática y representativa, donde podrían expresar su capacidad de diálogo y autodeterminación para darse sus propias leyes.
El domingo pasado se logró una aprobación masiva de la propuesta puesta a decisión del pueblo: “si quiero una nueva constitución”.
El cambio constitucional fue una de las demandas hechas tras el estallido social de octubre 2019, que dio lugar a las manifestaciones más masivas desde el regreso a la democracia en 1990, las cuales desataron episodios de violencia y violaciones de los derechos humanos.
¿Qué se puede aprender de esta iniciativa chilena? ¿Qué viene ahora? Es importante notar que la nueva Constitución será redactada en su totalidad por una asamblea completamente elegida.
Esto elimina la preocupación que muchos panameños preguntan respecto a una posible constituyente en Panamá: ¿quién la redactaría? ¿los mismos de siempre?
El país debe volver a las urnas el 11 de abril de 2021 para elegir directamente a los constituyentes. Tienen una particularidad, que deberá haber paridad de genero y un número de escaños reservados para pueblos indígenas.
El texto final se someterá a la ratificación de pueblo mediante un “plebiscito ratificatorio”. La nueva Constitución entraría en vigor de inmediato y derogaría automáticamente la anterior.
Cristóbal Silva
[email protected]
* Ingeniero.
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