Opinión

Arango: El trabajo enaltece la autoestima

22 de octubre de 2020

Existió una canción popular caribeña:. “A mi me llaman el Negrito del Batey porque el trabajo para mí es un enemigo; el trabajar yo se lo dejo solo al buey, porque el Trabajo LO HIZO DIOS COMO CASTIGO”, ( si sigue en su ritmo pegajoso).

El trabajar  enaltece la Autoestima y la sensación de sentirse útil para la sociedad. No importa la modalidad del trabajo que se haga; es ese sentido íntimo y vivificador de sentir tu contribución a la comunidad; de saber que tu parte de un  todo contribuyó en mayor o menor medida, como función necesaria para que la comunidad sobreviviera.

Por esa razón, TODOS LOS TRABAJOS SON ÚTILES Y CONTRIBUYEN AL FUNCIONAMIENTO Y VIDA DE NUESTRA SOCIEDAD. He aquí por qué, lo que haga quien sea y cual sea el tipo de trabajo que realice, necesita estar convencido de la importancia para todo el proceso/el conjunto.

La secretaria que  escribe  a máquina  los documentos, o el asistente que los imprime en la computadora. El jornalero que recoge las frutas directamente de los árboles y la señora humilde que los limpia y arregla para venderlos.

El mecánico de una máquina sencilla o compleja y los resultados que se obtienen de ella para la producción  en masa. Los obreros de las construcciones, sudando  entre bloques y barras de acero, son artífices de bellos edificios que recrean el paisajismo urbano.

Los trastos usados para lavar en casa o restaurantes y que vuelven a utilizarse más tarde o mañana, deben quedar impecablemente limpios y son motivo de orgullo para todos y todas que hacen estas tareas. Los que recogen la basura diariamente.

El trabajo es sinónimo de dignidad  ( cuando se hace bien y de corazón) , desde las altas jerarquías gubernamentales y empresariales , donde se toman a veces éticas decisiones millonarias que afectan seriamente la vida del  ciudadano común, en oficinas refrigeradas; hasta hospitales públicos , o clínicas de madera en el campo.  

No hay trabajo de inferior categoría, pues Dios dijo “Ganarás el pan con el sudor de tu frente “y vaya que sudan taxistas, médicos, enfermeras y auxiliares; policías, campesinos, banqueros, artistas y algunos políticos honestos.  Mi teoría es que los indigentes, fueron alérgicos al trabajo, prefiriendo drogarse y pasarla bien, en un reposo enfermizo, por el resto de sus días.
 

 

Alfredo A. Arango
Psicólogo, Docente y Escritor
[email protected]

Contenido Patrocinado
TE PUEDE INTERESAR