La negligencia puede costarnos
De algo estamos todos claros. El estancamiento, cuarentena, un personal de salud agotado en los hospitales y que muchos negocios no abran, no le conviene a ninguna persona en este país.
Los que trabajan en casa viven estresados, peleando con la señal de internet, servicio de energía, empleando más horas de su tiempo y en ascuas porque no saben hasta cuándo sus empresas resistirán.
En tanto, el que no tiene, vive en la angustia de qué hace para llevar alimento a su casa, mantener a su familia y ver cómo paga las cuentas, que cada día se le van acumulando, porque enero está a la vuelta de la esquina y todos saben que lo que no consiguió de dinero en 9 meses, no lo hará por arte de magia la noche del 31 de diciembre para el 1 de enero.
Entonces, si ya todos tenemos esto presente, por qué no dejamos a un lado la necedad de odiar todo. Que si abren algo, lo odian, si lo cierran, también. Si van a la playa de a siete es problema y si no va ninguno, es la misma cantaleta.
Algo que nos ha enseñado esta situación es que la mezquindad reina en todas partes y que en las redes solo hay gente para criticar, que no aporta un grano de arena a mejorar este país y sí está al día para tirar todo abajo, aunque sea una buena acción.
Si seguimos de esa manera y nuestras cifras de contagios no bajan, tanto en Panamá como en el extranjero, nos volverán a guardar y estamos muy claros por lo que hemos padecido tantos meses. Llegó la hora de agarrar toda esa negatividad y meterla en un baúl, cerrarlo con llave y olvidarlo. Tenemos, debemos y podemos seguir las reglas de sanidad.
No nos deben repetir que nos tenemos que lavar las manos, mantener la distancia y usar mascarilla de forma correcta.
La pandemia no se acabó porque abrieron los bloques, y si no tenemos eso claro, estamos caminando para atrás como el cangrejo; seremos víctimas de nuestra mezquindad y negligencia.
Lineth Rodriguez
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* La autora es periodista.