Opinión

Honorabilidad automática

12 de octubre de 2020

El diccionario de la RAE  [Real Academia Española]  define la honorabilidad como una cualidad de la persona honorable. En consecuencia, a la persona que se le distinga como “honorable” es porque posee intrínsecamente la cualidad de honorabilidad. Aquellos distinguidos como honorables son personas que actúan con honradez y son dignos de respeto y admiración. 

El actuar de personas honorables demuestra dignidad, rectitud, decencia y se puede inferir que el ciudadano honorable es aquel que por su trayectoria y ejecutoria es digno de tal reconocimiento basado en hechos objetivos y comprobables.

Sin embargo, en algún momento, a alguien se le ocurrió el calificar como honorable a los que ocupan ciertos cargos públicos solo por el hecho de ostentarlos. De esta acción sin fundamento surgió la honorabilidad automática, que es aquella que se otorga al político solo por ocupar un cargo independientemente de su actuar anterior, sus ejecutorias, formación o contribución a la sociedad.

Este accionar es un intento por desvirtuar los valores de la sociedad creando el falso concepto que unos son superiores a los otros y en consecuencia se les tiene que venerar y obedecer sin cuestionamientos.

Afortunadamente para beneficio de las grandes mayorías nuestras presentes y futuras generaciones ya no se creen los torcidos conceptos inventados con objetivos perversos. 

Las presentes generaciones todo lo cuestionan y nada es aceptado como verdad absoluta, la era de la honorabilidad automática debe llegar a su fin. Ahora quienes se autodenominan honorables sin poseer realmente esas cualidades lo que causan es el hazmerreír y el descredito. Hoy día es banal el intentar cubrir con un manto de honorabilidad a quienes no tienen esa cualidad.

El autor es M.Sc. Adm. Industrial. 

 

Gabriel Perea
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