Opinión

Dr. Gaitán: Disentir y debatir

20 de septiembre de 2020

El disenso y el debate no son ajenos a la evolución de la ciencia y la medicina. Ya  en su momento, dos gigantes que hicieron avanzar el conocimiento de toda la humanidad, como  fueron Roberto koch y Luis pasteur se enfrentaron y debatieron grandemente, defendiendo cada uno su punto de vista acerca de las enfermedades y las formas de combatirlas.

Sus debates llenaron titulares, hicieron correr tinta y fueron aprovechados en muchas ocasiones para suscitar escándalo y titulares alarmantes.

Afortunadamente la ciencia y la discreción la mayoría de las veces han sido compañeras en el retorcido camino del progreso.

Y la mayoría de los científicos y médicos renunciaron a la fama e incluso se olvidó la vieja costumbre de ponerle el nombre del descubridor, del inventor, a los dispositivos, procesos o signos y detalles que cada uno describió acerca de una enfermedad o tratamiento. Como ejemplo, te dejo investigar el por qué del nombre y la ubicación de Los Islotes de Langerhans y los corpúsculos de Malpigi.

Pero la pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de todos los seres humanos y hay que recordar que los seres humanos son la materia esencial para formar médicos y que todo médico dentro de sí lleva un gran sentir humano.

La desesperación, el temor a lo desconocido, el luto por los pacientes perdidos, por los colegas que ya se han ido, el temor ante la enfermedad propia y de los seres queridos también, confunde el ánimo de ese ser humano vestido de blanco.

Por eso no me asombra tanto el intenso debate que tenemos, no sólo en Panamá, sino en muchos otros países del Mundo acerca de la utilización de algunos medicamentos.

No es extraño que en momentos de desesperación, se busquen soluciones dejándose guiar por la emoción y experiencias personales y anecdoticas, olvidándose de el método científico, la labor estadística, qué debe prevalecer en una moderna medicina basada en la evidencia.Así se ha dado pasó a vacunas apresuradas, a medicamentos costosos inútiles, se habla de que es mejor hacer algo que no hacer nada, aunque la evidencia no respalde a un determinado tratamiento.

El problema es que la discusión se ha salido de la mesa donde discutían los médicos y ahora tenemos a muchas personas del público en general, lo cual añade aún más gente guiada por el sentimentalismo y las emociones de desesperación propias de la pandemia, al ya difuso y poco claro camino por el que debe transitar la ciencia ante una enfermedad nueva.

Debemos hacer un llamado a la cordura, a la mesura, al trabajo en discreción y equipo, y a la búsqueda de una verdad bien fundamentada y no una verdad que pareciera ser propiedad exclusiva para unos quienes quieren exhibirla como un gran trofeo a su grandísimo ego.

Dicen que no hay tiempo para la "lenta medicina cientifica", pero, en realidad, lo que no hay es tiempo para una mala medicina.

 

Dr. Edgardo Gaitán
Twitter: @doctorgaitan 
Escuela para Diabéticos
redaccion@ metrolibre.com

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