Alto al insulto y procacidad

Quisiera pensar que más allá de que exista un concepto generalizado de impunidad, es que estamos ante una sociedad víctima de la desesperación ante las nuevas normas que la rigen por el tema del corona virus.

Es cierto que todo prácticamente ha cambiado y exige nuevos criterios de conducta y de actitud. Sin embargo, nada ni nadie puede aceptar como bueno que se violente la ley y el derecho de terceros, pensando que todo les está permitido o que simplemente no existe ni orden ni autoridad que le pueda sancionar el descontrol e irrespeto que nos quieren imponer.

Que grupos de tendencia política pretendan introducir el desorden, el latrocinio y la ofensa hacia la integridad de las personas, sin importar que se trate de autoridades o ciudadanos que observan una conducta decente, aunque haya excepciones, es inadmisible.

Debemos ser una sociedad regida bajo el criterio del respeto y la honestidad. Y me refiero a todos sus componentes.

No podemos justificar la violencia con violencia; la impunidad con la decencia, y así por el estilo. Rechazo que nos impongan la ley del más fuerte, o sea, “la ley de la selva".

Me preocupa la existencia de aquellos que en su afán político partidista intenten pescar en río revuelto, atacando, insultando, denigrando y ofendiendo a los que no participan de su actitud o aspiraciones de llegar al poder. Entiendo que hay mucho que criticar.

Pero también se están haciendo cosas que son propias de reconocer y estimular. Asumir que todo es malo es desconocer que la conducta humana está regida por errores y aciertos. Entonces, asumamos con conciencia nuestros deberes ciudadanos sin trasgredir las leyes que regulan a una sociedad.

Está demostrado que el diálogo es la mejor alternativa. Exponer criterios entendiendo que pudieran ser acertados o equivocados.

Nadie, absolutamente nadie es dueño de la verdad. Si así lo aceptamos, sin duda alguna caminaremos en la dirección correcta. 

 Euclides M. Corro R.
[email protected]
* El autor es periodista.