Opinión

Rodríguez: De Torrijos a General Omar Torrijos, con respeto

04 de agosto de 2020

A este señor Omar Torrijos Herrera, le adversé cuando dio el golpe de Estado en 1968. Era yo, estudiante del 5to años de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena.

Fuimos en marcha de protesta por la Avenida Central cuando nos interceptó Agustín Barrios con su pelotón antimotines. Que engañado estaba yo sobre democracia y el ejercicio de gobernanza de los gamonales.

Me correspondió sub-dirigir la Asociación de Graduandos de la ENJDA y, además era miembro de la Asociación Federada de Estudiantes Normalista y mi amistad con Nelly Murgas permitió un acercamiento de ideas entre el golpe militar y el estilo de pobreza que nos conducía una supuesta democracia dirigida por los que siempre se repartían el poder en contra de la mayoría ciudadana. 

Y así transcurrió mi evolución ciudadana porque me gradué y quedé atrapado en el desempleo y el deseo de ayudar a mi madre María Filomena, que luchó por mi educación secundaria. Fui maestro comunal para el desarrollo, sin embargo yo quería ser más que ciudadano conformista comprometido con la patria.

Entonces, Torrijos anuncio la apertura de las puertas universitarias a los menos pudientes del cual pude ingresar. Para mí esto fue un logro popular. Fui a la Universidad de Panamá e ingrese a la Facultad de Comunicación Social.

Como periodista puse mi cualidad de reportero que me ha llevado misiones nacionales e internacionales en importantes ciudades en Centroamérica, el caribe, Estados Unidos y Asia y ocupar algunos escalones. 

Al señor Torrijos Herrera al que llamó ahora General, le acompañe en algunas de sus patrullajes domésticos. Recuerdo Santa Fé de Veraguas,  donde en un desfile de 3 de noviembre, se apareció y estuvo con los niños que rendían honor a la patria. Allí, se le vio correr lágrimas por su mejilla cuando le preguntó a un niño campesino si había desayunado.

Esa escuela igual que muchas le fue dotado de comedor escolar con su respectivo producto alimenticio del área. En rio Hato, Farallón participé en una de sus conferencias de prensa para hablar de la Paz de Centroamérica. Allí Torrijos reiteró su anhelo de paz para la región y declaro “ni una sola bala he enviado a El Salvador” en rechazo al papel de Estados Unidos y Cuba en los suministros de armas para derramar sangre.

Un domingo, muy temprano hacia recorrido por algunos puntos de noticias y siempre desayunaba en la cafetería del aeropuerto de Paitilla. De pronto, una caravana. Era el vicepresidente, Ricardo de la Esperilla. Se dirigía a compromiso en Capira donde había una residencia campestre presidencial.

De pronto me hace señas y me dice acompáñanos. Abordamos helicóptero y cuando llegamos se trataba de una reunión con una delegación de 100 empresarios e inversionistas japoneses con el general Torrijos.

Además de la agenda económica de inversión el interés japonés por un canal a nivel del mar. Terminada la reunión el general Torrijos invita a los importantes visitantes a sobrevolar y posar sobre un pico de montaña que luego se bautizó con el nombre  Cerro Nagano.

Era cerca La Chorrera desde donde se divisaba el mar Caribe y el océano Pacífico que describía la ruta 10 para un posible canal a nivel.

Que primicia obtuve y muchos me felicitaron. Pero el patrullaje más grande que llevo en mi, fue el de la recuperación de la soberanía y del canal, del cual mi país se siente muy orgulloso de su éxito: contar hoy día con un territorio de un solo color: soberanía total sin injerencia de soldados, jueces y un gobernador de qué con leyes norteamericanas.

Finalmente, tuve ese momento amargo de hace 39 años, de dar cobertura a la operación rescate de su cuerpo tras el accidente aéreo del twins other y sobre volar el cerro Marta o Juan Julio aquel fatídico 31 de julio de 1981.
 

 

Roberto Rolando Rodríguez
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