Opinión

Bermúdez Valdés: Panamá, puente del mundo

15 de julio de 2020

En tanto sirva para otros menesteres o argumentaciones históricas, el carácter de paso obligado del mundo de Panamá se remite a todo. Que extrañó que en la actual pandemia pocos o casi nadie ha recordado que esta condición también puede incidir de manera abrumadora en el número de contagiados que tiene el país.  

Por esa condición Panamá es uno de los países más expuestos, con un tránsito que va de norte a sur, de este a oeste, que se concentra en el famoso “Hob de las Américas”, que ahora en menor grado sirve a los vuelos humanitarios y en el paso de un número plural de barcos de todo el mundo, sin contar las entradas furtivas e ilegales por fronteras y costas.

Hace unos días un amigo economista llamaba nuestra atención sobre el tránsito de camiones procedentes de Centroamérica, y como Panamá Oeste y Ciudad de Panamá, así como Chiriquí, donde se viene dando un incremento de contagios, son puntos donde recalan camioneros. Y no se trata de acuñar ninguna tesis discriminatoria o xenófoba, pero el solo hecho de que provincias como Los Santos y Herrera sean en el país los puntos de menos concentración de contagio podría encontrar su explicación en esta situación.

¿A dónde llegan, donde comen y donde duermen los transportistas? ¿Han sido sometidos a controles efectivos? ¿Tanto, por ejemplo, como los que se toman en los aeropuertos y fronteras? No creo que, considerando el carácter asintomático de los contagios en sus primeros 14 días de incubación esté de más que las autoridades afinquen medidas en este sector, considerando su movilidad por el país.

Igual observación se puede hacer en las medidas aplicables al transporte público. Por otro lado, poco o nada gana el gobierno nacional cargando solo con esta responsabilidad, cuando existe una base social ávida por ayudar. La resistencia al covid debe convertirse en una acción de la sociedad, en lo que de una manera u otra ha avanzado el plan Panamá Solidario. 

En las empresas que van a abrir, por ejemplo, deben estar presentes los sindicatos y en las comunidades, Comités de Ciudadanos por la Salud deben dar apoyo a las gestiones del Minsa y a las del Plan Panamá solidario hasta lograr una movilización completa en la vigilancia de la aplicación de las medidas sanitarias y de sostenibilidad de los sectores más vulnerables.  

Otro analista de los hechos ha sugerido “cuadricular Panamá Este y Oeste y crear zonificación especial de vulnerabilidad para discriminar las medidas y concentrar recursos, generando los controles necesarios de relación comunitaria...”, medida que inmovilizaría al virus en las zonas donde se viene reproduciendo.

Se debe además -añade- “garantizar mediante organización de la comunidad y médicos, centros de control, vigilancia y educación, además de la comida, agua y los implementos sanitarios…”

Pero sería una acción que debe realizarse con toda la mística que demanda la situación, con letreros de “Defiéndete Panamá” o “Panamá contra Covid-19, consignas en las batas de médicos y enfermeras, en las gorras de los movilizados, etc., vigilando la aplicación de todas las medidas sanitarias planteadas por el MINSA desde el uso de las mascarillas, el lavado de manos y pies, hasta el distanciamiento de dos metros.

La sociedad panameña navega hoy en medio de dos condiciones, el miedo a los contagios y su derecho a la vida. El miedo a los contagios no puede paralizar la defensa de la vida, y detener las cifras de la pandemia es una tarea a la que hay que sumar, de manera organizada y con la prevención que se requiere, el esfuerzo, las opiniones y las iniciativas de todos, para no quedarnos en la mordaz e improductiva crítica a lo que otros hacen, sin aportar y sin generar la fe que se necesita en toda guerra.

Hay en Panamá ONG, grupos cívicos, gremios sindicales y empresariales, que deben hacer de “Panamá defiéndete” la consigna y la acción de coyuntura. Las inculpaciones mutuas jamás han ayudado en situaciones como esta. 
 

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