Opinión

Los dos ciudadanos

31 de mayo de 2020

Con la pandemia que representa el coronavirus la brecha entre clases sociales se ha hecho más evidente.

En las primeras semanas el poder adquirir y acaparar papel higiénico se convirtió en una necesidad que ilógicamente se apoderó de un gran número de personas.

Fue una analogía simple: quien tiene dinero se puede limpiar el “derrier”, y quien no… ya conocemos la respuesta.

Por otro lado, los que están cumpliendo la cuarentena en casa y no tienen la capacidad adquisitiva de pagar televisión por cable, Netflix o Amazon Prime se tienen que “succionar” los mismos jingles en apoyo a la causa, no es que sean malos, pero la repetición es bárbara.

Ni hablar de las mismas series de televisión, incluso con producciones de los años 70 ¿Es en serio? Igualmente, en redes sociales un par de palomas rabiche se han quejado de la poca variedad de restaurantes que están en los menú de aplicaciones a domicilio, cuando en áreas muy al Este o al Norte de la ciudad capital la cobertura es nula.

Todos estos son ejemplos de servicios que damos por sentado y que sin darnos cuenta forman parte de nuestro estatus, pero no reparamos en el ciudadano que no puede darse esos lujos.

Por ello, antes de insultar a quienes incumplen la cuarentena por necesidad, deberíamos dar gracias por lo poco que tenemos.

 

Gina Arias 
[email protected] 

*Autora es periodista de Metro Libre. 

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