Opinión

La protección del Trabajador Sanitario

08 de abril de 2020

Se me hace difícil conciliar el sueño, cuando veo como los Trabajadores Sanitarios, estamos haciendo lo pertinente para evitar la propagación de esta pandemia, que nos afecta de manera global y, algunos,  para poder garantizarse las condiciones de seguridad, tienen que adquirir con sus propios medios los equipos de protección personal, a costos exagerados.  

Lamentablemente, con mucha tristeza,  veo  gente haciendo negocio con la miseria humana, veo gente que visualiza en esta tragedia, “la oportunidad de negocio”, hacen propia, pero adaptada, aquella frase de “transformar la crisis en oportunidades” haciendo que las necesidades de un pueblo sean beneficiosas para sus intereses.

Es absolutamente amoral la transformación de esta enfermedad en un negocio redondo, que no tiene relación  en nada con el concepto de empresa privada, de práctica privada, ni el desarrollo de negocios.  

Es sencillamente, el aprovechamiento de las necesidades de una población para especular, considerando la dilación en la oportuna toma de decisiones.  

¿Qué corresponde a una política orientada a la protección de la salud?  Simple, fundamentado en la ley, sin menoscabo de sus derechos como empresa privada, es decir siendo compensados por el monto invertido en esta transacción, respetando el derecho de la empresa privada, se debe adquirir por parte del Estado, todos los insumos relacionados con esta crisis sanitaria (equipo de protección personal, reactivos, medicamentos, equipo medico, etc.). Otros países lo han hecho. ¿Por qué nosotros no podemos?

Esta enfermedad, realmente, no respeta edad, sexo, ideologías o condición económica, ¿será que los especuladores creen que ellos, por el dinero que se hacen en estas transacciones, están exentos de poder contagiarse?

Concluyo, por un lado, haciendo un llamado  a la solidaridad de estas personas que han perdido su rumbo, y por otro lado, al Estado para que  haga valer su condición de garante de la salud  del pueblo panameño.  Todavía, para ambos estamos a tiempo, mañana será tarde, y cada uno recibirá su factura

El autor es especialista en Medicina del Trabajo.

 

Dr. Daniel Abrego Echeverría
[email protected]

 

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