Opinión

Transporte público en Panamá

26 de febrero de 2020

La economía  panameña se rige bajo el principio de la libre empresa, vivimos en una sociedad democrática donde el ciudadano tiene el derecho a decidir sin imposiciones.  

La mafia del transporte, desde la dictadura militar, secuestra a los panameños con un servicio pésimo y deficiente, sin competencia y caro. Los cupos se manejan políticamente; los diputados, principalmente, son dueños de gran cantidad de taxis y buses; tal es el poder financiero que eligen diputados para defender sus intereses.

 Los Diablos rojos asesinaron a muchos, otros quedaron inválidos, esos criminales del volante siempre gozaron de impunidad y fueron inmunes a la ley. Tenían el derecho a matar gozaban del patrocinio de los políticos y funcionarios corruptos. Transporte es sinónimo de corrupción.

Los gremios de los taxistas protestan porque UBER les hace competencia. Los panameños sufrimos el ‘No voy’;  aquí los taxis son colectivos, sin  autorización del usuario suben a otras personas poniendo en peligro al primero que los contrató. Cobran a su antojo. Algunos taxistas son maleantes, asaltan a los usuarios y violan a las mujeres.

La mayor parte de los taxis pertenecen a consorcios colombianos, hindúes, mexicanos y venezolanos. Lo sorprendente es que los directivos del transporte no los acusan de ser extranjeros, pase usted por Juan Díaz y verá las decenas de taxis estacionados, quiénes son los dueños, quién los protege? Los taxis y buses piratas son el otro abuso. ¿Quiénes son los propietarios? ¿Quiénes los financia? La respuesta es simple: la mafia del transporte.

El transporte público es un caos organizado en perjuicio de la ciudadanía.  Panamá urge de estadistas, de funcionarios que tomen decisiones sin pensar en el clientelismo electoral.

No puede existir el monopolio del transporte que afecta a miles de usuarios, debe darse la libre competencia que garantice al panameño el derecho a escoger lo mejor. Y UBER es una opción entre tantas. Defiendo mi derecho a seleccionar el mejor servicio. Los peores enemigos de los actuales transportistas son ellos mismos.
* Escritor y docente. 

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