Los panameños somos únicos
No es para presumir, pero, la verdad es que, en medios internacionales serios, se ha resaltado la decisión de nuestra Asamblea Nacional, en las reformas constitucionales, de reconocer solamente el matrimonio entre un hombre y una mujer.
La decisión de nuestra Asamblea es un acontecimiento ejemplar extraordinario para un país pequeño en mundo confundido por el relativismo y contaminado por la Ideología de Género, que promueve, con amenazas y con el sello de las Naciones Unidas, el “matrimonio igualitario”.
En esa cosa se traiciona y se desconoce la naturaleza, lo normal, lo que conduce a diferenciar entre el bien y el mal en sus dimensiones superiores del pensamiento y la razón. Defender el matrimonio normal es defender a la familia, es patriotismo puro.
La familia normal es roca sobre la que se construye una sociedad fuerte, resistente a todas las aberraciones sociales y políticas fomentadas y alentadas por el “progresismo” de la Nueva Izquierda, como son identificadas esas corrientes ideológicas contrarias a la verdad.
Cuando nuestros diputados, tan criticados (con razón, algunas veces), demuestran su alto calibre, hay que reconocérselo. Sólo hay que dialogar con buena fe y sabiduría. Y barrer la basura, que tanto puede haber en la Asamblea como entre sus críticos. Así es la democracia.
Miguel Espino
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* Periodista.