Omar y su papel histórico

 Por encima de  los que me quieran descalificar por mi pública aceptación de ser un “Torrijista confeso”, es importante, al recordar los 51 años de la gesta octubrina, el papel histórico que el General Omar Torrijos Herrera jugó para el desarrollo innegable de nuestro país.  

 En pocas palabras, “no como cuentos” porque me tocó vivir esos tiempos como periodista activo, y por tanto, me molesta, más allá de que Omar fue un ser humano con sus virtudes y defectos, que algunos traten de restarle méritos a su liderazgo.

Hay quienes sólo hablan por referencia de quienes fueron enemigos políticos de Omar, sin que ello les otorgue el conocimiento real del lo que se denominó “Proceso Revolucionario” y los grandes logros alcanzados, convirtiéndonos en una sociedad integrada, y no como antaño con una casta social única que gozaba de todos los privilegios políticos y económicos. Entonces, es recomendable analizar el país que existía en 1968 y el país que nos quedó de herencia al momento de su trágica muerte.

El Omar que transformó un país para que todos tuviéramos derecho a una educación, el Omar que cogió la bandera de la lucha generacional para lograr una plena soberanía en el país.

El que inundó de caminos de penetración para que nuestros productores pudieran sacar productos al mercado nacional, el que sembró escuelas que no estuvieran “más allá de un real de transporte”, el que dotó de centros de salud hasta en los lugares más recónditos, el de las hidroeléctricas, el del suministro de agua potable, etc.

Por supuesto que no fue “monedita de oro”, menos para los que –reitero- fueron desplazados del poder político y económico y que incluso pensaban que la educación universitaria era un privilegio único para sus hijos.

Sin embargo, todavía tenemos vida los que no olvidamos y que hoy día podemos asegurar que sin duda históricamente habrá un antes y un después de la tarea cumplida por el Comandante del Pueblo. Así de simple.

Por Euclides M. Corro
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