Opinión

¿Qué precio? ¿Cuál calidad? Electricidad en Panamá.

01 de octubre de 2019

Ante la perspectiva de un posible aumento en el precio de la energía eléctrica para todos los usuarios del sistema en Panamá, escuchamos muchas opiniones y declaraciones públicas, tanto por usuarios y de las autoridades involucradas, como la Secretaria de Energía.

La preocupación sobre el posible precio a pagar en próximos meses, preocupa a tirios y troyanos. Al mismo tiempo, critican las frecuentes y largas interrupciones en los sistemas de distribución que operan las empresas concesionarias, las que perturban, no solo a los usuarios domiciliarios, sino también al comercio y a la industria.

 Se argumenta que son causantes de altos costos para los usuarios. La situación ha promovido un creciente interés de los consumidores en cuanto a la calidad del suministro de energía eléctrica, en adición al alto precio que también es una preocupación, pues pagar cuentas se hace más difícil que nunca antes.

Entonces, ¿cuál es el precio y calidad correcta? Con el proceso de reestructuración del Sistema Nacional en los años 90’s, se prometía que la calidad y continuidad del servicio sería mejor.

También se esperaba que el precio del Kwh fuera menor por tal integración. Hay que reconocer que la incorporación del capital privado resolvió inicialmente la falta de recursos que tenía el IRHE para apoyar su plan de expansión. Lo que si no se ha logrado, es que la continuidad del servicio mejorará.

Pero este tema tiene otras implicaciones, no muy fácil de resolver sin inversiones adicionales. No obstante, siguen trazadas, como metas globales para el sistema, alcanzar altos grados de confiabilidad y calidad en el suministro, pero nunca se ha conocido cuanto sería el costo a pagar para lograr dichas metas.

 La calidad del servicio de energía eléctrica que prestan las empresas que operan en el sistema, evidentemente tendrá que ser mejorada en un tiempo perentorio.

 Si no se logra esta meta, entonces los usuarios tendrían que ser compensados con algún alivio en las tarifas. Esto tendría que ser objeto de un análisis detenido y técnico por el Regulador, la ASEP. Minimizar número de interrupciones y duración de mismas, minutos y no horas, obligaría a las empresas a realizar inversiones adicionales para lograrlo.

Al final de cuentas y en virtud de los acuerdos en los contratos de concesión, seguro pedirían las mismas ser trasladadas vía incrementos tarifarios a los usuarios. A su vez, una baja calidad tendría que traducirse en una menor factura.  Asimismo, ASEP debe exigir a las empresas cumplir con niveles de pérdidas técnicas y comerciales convenidas para evitar costos adicionales.

Cristóbal Silva
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* Ingeniero. 

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