El despertar de la justicia

Vuelve al debate público el quehacer  de la justicia en el país. Se debe a que una y otra vez suceden situaciones públicas que ponen entre dicho la rectitud de la vara legal con la que se mide a cada uno de los ciudadanos, que van  al estrado a dirimir su culpabilidad o inocencia.

La justicia significa en su acepción propia «lo justo». Es un valor determinado como bien común por la sociedad.

Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo.

Como dicen en nuestros pueblos “a cada uno lo suyo”. Al parecer lo actuado por la dama vendada no es del todo correcta y aceptada por todas las partes en la República de Panamá.

Hay algo de fondo y forma que no acaba de convencer a propios y extraños. Los que participan como actores y a los que ven desde la tribuna.

Algo anda mal; pareciera que se acerca mucho a lo que sostenía el   filósofo griego Platon; “la peor forma de injusticia es la justicia simulada”.

Sin embargo, las voces que escucho es de esperanza en que el nuevo gobierno, enderece el rumbo, que muestre un camino recto y sin piedras, sin favoritismo y mucho menos el dedo, que todos los panameños sean medidos con un mismo rasero.

Le tocará al actual mandatario nombrar los reemplazos de cinco magistrados principales y sus respectivos suplentes de la Corte Suprema de Justicia.

A cuatro se les vencerán sus periodos constitucionales de 10 años en los próximos tres años. En ese afán el presidente Laurentino Cortizo manifestó que hablará con el Pacto de Estado por la Justicia para nombrar a Magistrados.

“Tenemos una bonita oportunidad, allí están las reformas Constitucionales, a través de las cuales podemos incluir artículos que sirvan para el Órgano Judicial, que es la columna vertebral de una democracia.”

Si lo hace en consulta, lejos de las viejas prácticas podremos presencia el despertar de la justica en Panamá.

Melquiades Valencia 
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* El autor es periodista.