Editorial

Anquilosados

01 de agosto de 2019

La falta de propuestas innovadoras no es sólo falencia de las fuerzas políticas del país; también lo es de organizaciones gremiales y sindicales, algunas con discursos anclados aún en tiempos de ideologías prehistóricas. Sus periódicas comparecencias públicas se dan en conatos de protestas callejeras sin argumentos mayores que la queja por ella misma.

Pero jamás se les conoce por planteamientos que traigan soluciones, que aporten respuestas a los problemas de sus asociados. Como en los partidos, sus dirigencias vegetan por décadas en los cargos gracias a un idéntico clientelismo y componendas similares.

Todo aire de cambio es resistido con el alegato de que proviene de la “extrema derecha y de  los serviles al imperio”. Cualquier imperio, por supuesto; nunca el de la razón.

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