Las quejas digitalizadas

Con la implementación de los asistentes virtuales y telefónicos, colocar una queja, por un incidente fortuito, se ha convertido en una tortura.

Después de escuchar todas las opciones y digitar los números que describen la posible causa, al final, no hay la certeza de que la queja fue recibida, y menos, cuándo podrían llegar  a resolver el daño.

Hay gente que pasa horas y  hasta días esperando, en algunos casos, porque la información no se recibió completa. Esto deben verificarlo las empresas.

  Zulema Emanuel
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