En mi habitación polvorienta, mi dolor recorre cada rincón. Solo y triste como aquel viejo sofá que nadie quiere usar. Tarde ya y sin rumbo fijo, solo cierro mis ojos llenos de llanto porque ya no estas.
He bebido hasta vomitar mi desconsuelo, mi mundo sepia se ha vuelto gris sin tu presencia, y los recuerdos vuelven a martillar mi cabeza sin cesar.
Del amor que me diste y te entregué, aprendí todo de ti, tu sonrisa, tu perfume y hasta de tu sombra y de un amor entre besos y rosas, que me haga por fin olvidar mí pesar.
Aunque no estamos juntos, jamás me aleje de ti. Sabes que este amor es real, y...